viernes, 3 de septiembre de 2010

El rostro verdadero

En algún momento, en alguna curva, en algún descuido las máscaras se caen, los ángeles se vuelven demonios o los demonios ángeles . La espina ya no duele tanto como hoy duele la belleza de la rosa y el nombre y el cuerpo de la pobreza ya no pueden ser olvidados.
Es en este punto donde se quiebra la realidad, donde podemos ver con claridad el antes y el después, donde asimilamos la devoción y nos volvemos capaces de todo aunque todo sea simplemente decir NO, claudicar a los ideales, morir de a poco y en silencio, tan sólo sangrando desde unas páginas con destino incierto.
Y nadie podrá comprender ciertas actitudes por más esmeradas explicaciones que se den. Y el Monstruo cobrará vida y nos devorará, tarde o temprano el círculo se cierra. Aquello que proyectamos se cumple o no, fulminantemente se dirige hacia el corazón. Alli los mil rostros se enfrentan en una batalla contra las mil realidades. Buenos, malos, idiotas, viles, degenerados, sensatos, inteligentes, oportunistas, malvivientes, partidiarios de la indiferencia, profundamente comprometidos con cualquier causa( si es perdida mucho mejor), detestables,amados, indescriptibles, todos los rostros de una persona se acribillan por ser uno el que domine al ser en su totalidad, y la humanidad, en desarmonía, pende de un frágil hilo llamado cordura.
 Es conveniente que nos entendamos de una vez. Mañana nos arrollará el recuerdo de una vaga idea sobre aquel rostro que nos impactó y no sabremos si fue cierto el estado de tempestad que embragó nuestras almas, por un instante, en una lluvia de sensaciones imposibles de descifrar , o si empuñamos un sueño hasta embriagarnos de él y ahogarnos en sus claroscuros.
¿Quién sabe cuál ha sido tu verdad, la verdad de ellos, la verdad que me tocó a mí vivir o nuestra verdad?

                     (Escrito algún día de Noviembre de 1997).

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